Como dice Monsiváis, es lógico que los presos de la cárcel de Cieneguillas en Zacatecas, aunque no estuviera en una mesa como la de Cananea, quisieran salir de ahí. Nadie en su sano juicio se empeñaría en permanecer en un lugar donde impera la corrupción, el tráfico de drogas y toda índole de materiales del tremendismo gacho más arraigado. Así, apoyados por el personal de confianza, estos reos emprendieron la graciosa huída en un operativo escandaloso del que ninguna autoridad pudo dar cuenta sino hasta que se hicieron polvo en el viento.
Very nice, sobre todo ahora que han impuesto por su captura una jugosa recompensa que nos ponesospechosistas: si el gobierno hubiera utilizado desde endenantes todos esos millonarios recursos para pagarle bien a los administradores carcelarios y a sus custodios, seguramente no se hubieran vendido al crimen organizado que con sus dolarizadas tentaciones los orillaron a abrir las puertas que estaban cerradas con mucho más de tres candados, como la puerta negra.
Y en vez de tapar el pozo después de los niños fugados, insisten en el mismo error: ofrece la PGR un millón por cada uno de ellos, en lugar de aumentarle sus raquíticos salarios a los nuevos empleados que habrán reemplazado a los corrompidos, seguramente con el fin de que algún cártel los corrompa y dejen salir a los pocos presos que todavía quedan en Cieneguillas, tierra exportadora de mano de obra para la Unión Americana.
Lo que sí me pareció de mal gusto es que el grupo parapoliciaco que fue a sacar a sus cuadernos de doble raya del tambo, recurrieran al muy manido truco de disfrazarse de policías buenos que, a leguas, se veían que eran malos de malolandia. Ya chole, mejor se hubiera ceñido uniformes de los Indios de Ciudad Juárez, hubiera sido menos obvio.
Como quiera que sea, lo que seguramente apenas se dieron cuenta nuestros evadidos del momento, debido al tiempo que han pasado en la bartolina, es que lo que van a encontrar ahora que están en libertad, es más o menos lo que tenían en el encierro, pero con teiboleras, la maestra Gordillo, El Chupacabras, el alzheimer selectivo de Miguel de la Madrid, películas de Gael y Diego Luna, la caída en picada del PIB del 8%, campañas políticas desnutridas y que la góber preciosa se está agarrando del chongo del senador precioso (chico listo el buen Monreal, conociendo a Amalia pidió licencia pero se quedó con el fuero). Igual y se regresan en friega.
Ahora mismo, estos chapitos en fuga se deben estar mirando en el espejo de Tezcatlipoca, como diría el sabio Jolopo. ¡Qué poca!...
Tomé prestado este artículo de MILENIO... de nada.
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